La guerra híbrida que aqueja a nuestro país lentamente se disipa.
La guerra híbrida en cuestión incluye inestabilidad social, económica y de seguridad pública, mediante el ingreso ilegal de foráneos.
Inestabilidad social, fácilmente visible en Colchane e Iquique.
Inestabilidad económica, que se evidencia en desfalcos de las fundaciones y los robos en algunas municipalidades.
Inseguridad pública, en términos de los desmanes y agresiones que realizan los foráneos a todo lo largo y ancho de nuestro país. Del mismo modo, recordemos el informe de Inteligencia que mencionaba el ingreso ilegal de personal con entrenamiento militar de insurgencia, cercano a los 3.800 individuos.
Lo anteriormente expuesto, nos debería recordar lo sucedido durante UP, con el ingreso de cubanos como “personal de apoyo a la Embajada” de dicho país. Lo curioso es que dicho “personal administrativo” nunca trabajó en la cede diplomática, sino que se encontraba en las escuelas de guerrilla habilitadas en nuestro suelo.
Entretanto, la ciudadanía, dados los actos terroristas en el sur y agresiones sufridas en otras ciudades, cada día agotan más a la población, la cual, ve con desconfianza las declaraciones del Presidente y su Ministro del Interior, Carolina Tohá, quienes insisten porfiadamente en que: “La gente confíe, ya que ellos resolverán los problemas con el Plan de seguridad ciudadana y de prevención del delito”. Plan que hasta aquí no ha rendido los resultados esperados por la población.
Por otro lado, en lo relativo al frente interno, nuestro país avanza lentamente hacia su recuperación, contrariamente a lo plantean ciertos grupos de derecha dura. Lo anterior, se debe a que la ciudadanía de bien se cansó de vivir con miedo y de vivir mal por la inoperancia del gobierno, de sus Diputados y Senadores, y el pesimismo de minorías de extrema derecha.
Atte.
Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario