Convengamos en que lo que pasará en nuestro país con Boric al mando en el 2025, no será bonito y se acabará pronto, y, por otro lado, será fuertemente influenciado por los eventos mundiales.
Si le pasamos revista a los conflictos, que de una u otra manera, se están desarrollando o se están gestando a nivel mundial, los podríamos sintetizar en el siguiente listado:
1.- Guerra entre Rusia y Ucrania.
2.- Pretensiones de China sobre Taiwán y el Indo Pacífico.
3.- Conflicto nacionalista entre serbios y bosnios, en la ex Yugoslavia.
4.- Conflicto en Medio Oriente y la permanencia de los Pactos de Abraham.
5.- El aumento progresivo en número de miembros e importancia relativa de los Brics.
Con la muerte definitiva de la Guerra Fría y el nacimiento formal de la Guerra Híbrida, todos esos conflictos que habían sido invisibilizados por los viejos paradigmas de la Guerra Fría, volvieron a aparecer, junto con los odios paridos asociados a ellos.
Hoy, los conflictos regionales son movilizados por intereses políticos particulares y grupales, aspectos ético-morales, materias religiosas y culturales, motivos históricos y tribales, entre otros.
Entretanto, en nuestro país, la situación moral, familiar, educacional, de seguridad, y económica, gracias a la anomía dejada por Piñera y acrecentada por Boric y “sus monos peludos” -como planteó con mucha gracia una ex presidenta del PPD-, tiene a nuestro país sumido en un desorden institucional mayúsculo, pero recuperable.
Con ese escenario mundial y nacional, el presidente Gabriel Boric dejará el gobierno, acompañado de todo un despliegue parafernálico, lleno de luces y colores, abusos, delitos flagrantes y sinvergüenzuras, asesinados, desaparecidos y heridos, con un crimen organizado haciendo nata a nivel nacional, pero sabiendo que los “marxismos sudacas estilo siglo XXI” se rindieron a las disposiciones de EE.UU. con más facilidad que recitar la tabla del “1”.
Finalmente, el legado de Boric será la desidia, la indolencia, la anomía, la irresponsabilidad, la deshonestidad, la torpeza en las relaciones internacionales, la negligencia en el control del gasto público, avalar el terrorismo y la insurgencia, y la perversión de menores.
Atte.
Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política
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