Hace unos días vi un capítulo del programa Sin Filtros, en el cual la profesora Magdalena Merbilhaá arremetió contra los panelistas de izquierda mostrándoles un libro sobre la generación “Peter Pan”, esa generación millennial que se niega a crecer y madurar; en definitiva, a hacerse cargo de sí mismos, de sus vidas y del futuro de la Patria.
Si lo vemos en términos prácticos, tanto Boric como parte importante de la bancada de Diputados de izquierda radical, son millennials “Peter Pan”, lo que hoy entenderíamos como “woke”. Cuya visión táctica de la política se limita a lo que ocurre entre el ombligo y las rodillas, y al uso y abuso de alcohol y drogas duras.
En contrapartida, tenemos a una extrema derecha “Peter Pan”, con algunos exponentes minoritarios en la Cámara de Diputados y otros tantos en instancias extraparlamentarias, que se hace llamar “nueva derecha libertaria, patriota, conservadora y/o soberanista”, cuyo interés, también táctico, se limita a soluciones de parche cortoplacistas y radicales.
Ambos extremos, parten de una premisa común, es decir, que el gobierno de turno “haga algo” para que ellos recuperen su condición de bienestar económico, social, cultural, de seguridad, etc.
En el caso de los Peter Pan de izquierda, quieren que el Estado les resuelva la vida; mientras que los otros quieren, ya sea, un nuevo pronunciamiento militar, de tal manera que las FF.AA. les solucionen su existencia; o bien, buscan a un “líder mesiánico” tipo Trump, Bukele, Milei o Bolsonaro, por citar algunos, que los rescaten de su terrible miseria.
Si lo vemos en términos históricos, esa muchachada Peter Pan (de izquierda y derecha), no sería capaz de soportar la recepción, mucho menos dar cumplimiento a un telegrama como el que le envió Churchill al General de Brigada Nicholson destacado en Calais, que indicaba: “Cada hora que Ud. siga existiendo es de gran ayuda para la Fuerza Expedicionaria y la ejecución de “Dinamo”. Por tanto, el Gobierno ha decidido que Ud. debe seguir combatiendo; para eso, debe atraer los fuegos enemigos hacia su posición, de tal manera de darle un respiro al resto del Ejército estancado en Dunkerque. Sentimos la mayor admiración posible por su espléndida resistencia. Ud. no será evacuado”.
En definitiva, frente a una situación límite como la expuesta en el párrafo anterior es donde se mide el “verdadero patriotismo”, es decir, estar dispuesto a entregarlo todo por un fin mayor a sí mismo, a los intereses personales, partidistas, amiguistas, temores infundados o las asesorías y comentarios exagerados de malos “influencers”.
Atte.
Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política.
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