“Capitán Rafael Torreblanca Dolarea: Un ejemplo de servicio público, Patriotismo y compromiso social, militar y familiar”.
Don Rafael Torreblanca, como todo buen Copiapino, era un civil dedicado a las artes de la minería, previo al inicio de la Guerra del Pacífico.
Además, en su tiempo libre, en vez de malgastar dicho espacio de libertad en actividades superficiales como el ego, el oportunismo, la soberbia o la cobardía; lo aprovechaba haciendo clases, en calidad de profesor sustituto de matemáticas en el liceo de Copiapó, junto con cumplir su deber social en la Segunda Compañía de Bomberos de la ciudad.
Iniciada la Guerra, fue asimilado al Batallón N°1 del Regimiento Atacama, unidad militar conocida como “Los Mineros del Atacama”, con el grado de Subteniente, y, prontamente, fue enviado al frente.
Participó en el desembarco de Pisagua, en la batalla de San Francisco, y, finalmente, en la batalla de Campo de Alianza (batalla de Tacna).
De acuerdo a los registros históricos, fue el Subteniente Torreblanca, el primero en ondear el Pabellón Nacional en Alto Hospicio, informando la victoria chilena en Pisagua.
Para la historia quedaron los múltiples escritos, relatos y poemas donde este joven Copiapino plasmó las aventuras y desventuras que bañaron de sangre el salitre nortino. En ese contexto, uno de los más notables poemas escritos por el Capitán es el que encontraron en su guerrera tras su muerte en la Batalla de Tacna, que reza:
“Cuando suene el clarín de batalla,
bastará Clementina tu nombre,
para ir a buscar la victoria,
con altivo y osado corazón,
y si el plomo enemigo me derriba,
tu nombre nítido lucero,
brotará de mis labios de guerrero,
como el último y eterno, adiós.”
De esas letras, y de su actitud general frente a la vida, se desprenden los principios y valores que conducían a don Rafael Torreblanca, a saber:
1.- Patriotismo más allá del deber y de sus intereses personales.
2.- Valentía, valor y decisión.
3.- Profundo compromiso social y militar.
4.- Sumo respeto a los valores familiares.
Esos son los principios y valores que esperamos de nuestros líderes, en vez de modestas negociaciones cuyos motores son las ansias de poder, el ego, la soberbia, el oportunismo y la cobardía; vicios que encontramos en tantos Chahuanes, Macayas, Schalpers, y similares.
Atte.
Pablo Thauby.
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