Cualquiera que haya leído las “Crónicas de Lawrence de Arabia”, habrá podido constatar el problema que ese brillante Oficial británico tenía entre manos.
Su Mando, en Inglaterra, lo envió al desierto para comandar una revuelta árabe contra el bloque Turco-Alemán. Al llegar a destino, descubrió el gran problema social y religioso con el que tendría lidiar, previo a iniciar la revuelta… En definitiva, tenía que determinar y entender quiénes y cómo eran los árabes.
Finalmente entendió que los árabes no eran tribu única, es decir, tenían diferencias regionales, familiares, religiosas (dentro de los árabes había cristianos católicos, cristianos coptos, cristianos ortodoxos, y habían musulmanes chiitas y sunitas) con costumbres, horarios de rito y temporadas de pastoreo animal diferentes, y que tenían usanzas sociales distintas, etc. En tales circunstancias, Lawrence tomó consciencia que la única forma de poder cumplir la misión que le asignó su Mando, pasaba por resolver una “enfermedad”, en vez de limitarse a abordar “síntomas”, es decir, debía conformar unidades de combate mediante las cuales las usanzas "árabes" no interfirieran con las acciones militares.
Si lo anterior lo llevamos a nuestro país y al mundo entero, se han identificado algunos enemigos concretos. Hablamos de la ONU, la agenda 2030, el socialismo de siglo XXI, el narco-comunismo, el progresismo, y el globalismo, entre otros.
Pero, son esas cosas la enfermedad o son síntomas de la decadencia de un sistema democrático mundial que no da más?
Todo indica que los intelectuales a nivel mundial no han hecho bien las tareas, en términos de detectar bien la enfermedad, ya que, si vemos la situación chilena, los pensantes locales sólo se han limitado a abordar algunos síntomas que a todos nos resultan fáciles de entender por nuestra experiencia histórica setentera reciente; sin embargo, nada dicen sobre la situación mundial.
El mundo está cambiando, las élites internacionales a las que estábamos acostumbrados serán desbancadas y reemplazadas por nuevas, los regímenes democráticos propios de la Guerra Fría serán sobrepasados y cambiados por nuevos mecanismos multilaterales en los que primará la conveniencia mutua, esquema propio del nuevo orden mundial multipolar que nació con motivo de la Guerra de Ucrania.
Consideren el terremoto social, intelectual y político que ha significado el intento de golpe de estado en Alemania, y todas las borras nacionalistas que removió y seguirá removiendo en la población germana, ya que dicho intento golpista aun es noticia en desarrollo. Del mismo modo, basta con analizar algunas reacciones de otros gobiernos europeos sobre la materia.
Si lo vemos de ese modo, el sentimiento general que fue muy fuertemente silenciado por los bloques antagónicos de la Guerra Fría, hoy resuena en muchos países… “no queremos seguir siendo el patio trasero de ningún bloque abusador!!!”. En esa misma línea, consideren el caso de Japón, país que a pesar de la influencia de EE.UU., indicó que aumentará su presupuesto de defensa hasta el 2% de su PIB, algo que hasta hace un par de años atrás era impensable…
Qué es lo que nos indica lo que ocurre a nivel mundial, que las sociedades civiles deben asumir la responsabilidad de hacer valer sus intereses, sin seguir refugiándose en terceros estamentos nacionales o internacionales, que les resuelvan la vida.
Atte.
Pablo Thauby.
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