La revolución en Chile y su evolución.

Durante casi tres años han habido algunos gurúes, de diverso tipo, que nos han dado toda suerte de explicaciones, muy sesudas y rodeadas de un halo pseudo-científico, sobre el eventual proceso revolucionario que afectó a nuestro país.

Ciertamente hubo elementos de revolución molecular al inicio del conflicto, visto desde el prisma de sus principales autores, y desarrolladores del modelo “deconstructivista” (Ernesto Laclau y Chantal Mouffe), en el sentido que las manifestaciones sociales se producían en forma espontánea y aletoria, y que no obedecían a una acción planificada en forma deliberada.

A poco andar, se inició una guerra híbrida, que se ejecutaba por medio de diversas Maniobras de Alcachofa, por parte de la fuerza insurgente a nivel nacional, recordemos los desmanes en las principales ciudades, con incendios y saqueos.  Aquellos se fueron desinflando en forma progresiva a contar del tercer trimestre del 2020, y hacia comienzos del 2021 las acciones paramilitares y delictivas, se limitaban a la Araucanía, a Plaza Baquedano, Valparaíso, Antofagasta e Iquique.

Al día de hoy, la revolución no cuajó y se desinfló.  Hoy sólo queda un anarquismo desatado, en partes de Santiago, Valparaíso, en el norte, y el narco-terrorismo y robo de madera en la Araucanía, producto de la anomia iniciada en Bachellet 2, institucionalizada por Piñera, y mantenida por Boric.

El PC no es un elemento preponderante, sino que la voz sonante es la del Frente Amplio, cuya tendencia anarquista, de minorías anarquistas en sus diversas visiones y formatos (eco-anarquismo, tecno-anarquismo, anarquismo-sexual, anarquismo-infantil, anarco-veganismo, simple anarquismo, anarquismo-animalista, etc.), lo conducirá a su derrota, debido a que es imposible satisfacer las demandas de todas las agrupaciones minoritarias de anarquistas, ya que son exigencias absolutamente contrapuestas entre sí.

De ahí nace la necesidad imperiosa de poner la mayor cantidad de trabas posibles al nuevo proceso constituyente, ya que esa suerte de equilibrio inestable en que vive “a salto de patas” el gobierno, perderá su único elemento de unión “cambiar la constitución”.

Atte.

Pablo Thauby