miércoles, 26 de octubre de 2022

Chile, ¿para dónde vas?!

Hasta el Plebiscito de Salida del fiasco constitucional, nuestro país se enfrentaba a una Guerra Híbrida impuesta por la izquierda internacional, que se ejecutaba a través de distintas Maniobras de Alcachofa, de diversa intensidad, y llevada a cabo por diferentes actores.  Hoy, post Plebiscito, nos encontramos con situaciones extrañísimas.

Lo anterior se debe a que la derecha partidista es la que se esfuerza sistemáticamente por mantener viva la guerra híbrida que inició la izquierda, sin entender en que consiste ese conflicto en particular, cuáles son los actores involucrados, dónde están, ni cuál es su grado de participación ni su peso relativo dentro de las fuerzas en pugna.  En definitiva, la derecha partidista se embarcó en esta guerra híbrida simplemente para mantener sus prebendas y algún grado de “Poder”.

Por su parte, la izquierda, producto del desgaste de años y como resultado del fallido intento de Golpe Blando, está deshecha.

Por otro lado, convengamos en que el “sentido común” es el menos común de los sentidos.  Visto así, parte de la ciudadanía, movilizada principalmente por una emocionalidad absolutamente desbordada, poco práctica, más bien irracional y muy infantil, cree que con un simple activismo “nacionalista, patriotero, ultraconservador y economicista” (modesto chovinismo populista), puede hacer frente a la guerra híbrida en cuestión.  Recordemos las últimas FUNAS contra políticos y partidos de derecha. En definitiva, es muy fácil entrar en esas cosas pero cuesta un mundo dejarlas, y su siguiente paso es la violencia física; es decir, es muy fácil pasar de un chovinismo populista a una suerte de fascismo ultrón.

En ese contexto, convengamos en que los grupos sociales que están operando en esa lógica, no han abandonado su idea de aumentar la polarización en busca del tan ansiado “pronunciamiento o golpe”. En ese contexto, basta con ver algunos activistas de Twitter o Instagram; y algunos canales de YouTube, que hacen permanentes y muy exacerbadas arengas golpistas; y, otros tantos, que se esfuerzan por mantener un alto nivel de conflictividad social, en vez de poner paños fríos y buscar soluciones razonables y logrables, lo que de ninguna manera conlleva transar en lo intransable, es decir, en materias de principios y valores.

Por lo anteriormente expuesto, aparece la pregunta que titula este comentario: Chile, ¿para dónde vas?!... a lo que le agregaría como corolario del escrito, ¿estás seguro que quieres transitar ese camino?

Atte.
Pablo Thauby.

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