Muy poco se sabe sobre el Teniente Coronel Antonio Hurtado Rojas, Artillero de Marina, sus características personales y los principios y valores que defendía, y, ciertamente, impulsaban su actuar.
Nuestro Comandante Antonio Hurtado, estudió en la Escuela Náutica de Ancud, Chiloé; ciudad donde su padre, con el grado de Capitán de Fragata, fue Gobernador Marítimo y Director de la Escuela marítima antes mencionada.
Desde muy niño, el Comandante Hurtado, se unió a la Brigada Cívica de Artillería local, Brigada en la que comenzó su largo historial de responsabilidad cívica y cumplimiento del deber, a través de la “voluntariedad militar”, actividad que en lo sucesivo se transformó en una suerte de propósito y motor de vida.
A poco andar, por necesidades del Servicio, su padre fue transbordado a Valparaíso; y al estallar la Guerra del Pacífico, el Comandante Hurtado se presentó voluntariamente en el Regimiento de Artillería de Marina, en Valparaíso, donde fue incorporado, dada la experiencia adquirida en la Brigada Cívica de Artillería en Chiloé, con el grado de Teniente, siendo sometido a un proceso de recalificación en las Artes Artilleras. Recordemos que en ese momento el joven Teniente Hurtado tenía tan sólo 19 años de edad.
Una vez terminado su periodo de reentrenamiento el, en aquel entonces, Teniente Hurtado, fue destinado a la Esmeralda, como Comandante de la Guarnición de Artilleros de Marina de la “vieja mancarrona”, donde tuvo como segundo al mando al Sargento 2° Juan de Dios Aldea.
Ambos distinguidos Artilleros de Marina combatieron codo a codo aquel terrible 21 de mayo de 1879.
El ejemplo de heroísmo, responsabilidad cívica, cumplimiento del deber, y voluntariedad del Comandante Antonio Hurtado Rojas, es el que debería ser seguido por tanto joven chileno que se niega a madurar, y pierde el tiempo miserablemente en bobadas, niñerías y demandas infantiles, y que es incapaz de asumir ninguna responsabilidad.
Atte.
Pablo Thauby.
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