Demostración empírica que “correr bala” no siempre es la mejor solución.
Convengamos en que para el ciudadano común, y, en particular, para los políticos populistas y otros académicos no muy valientes, resulta “bien sonante y muy prometedor” plantear que los problemas fronterizos se solucionan mejor “corriendo bala y minando”.
Sin perjuicio de lo anterior, lo más útil es analizar algunos ejemplos de la historia, entremos en detalle. La base aérea de Khe Sanh fue inicialmente instalada por los franceses para proteger la retaguardia del paralelo 17, y, al mismo tiempo, para atajar el tráfico de armas, municiones, personal, drogas y material de adoctrinamiento desde el norte hacia el sur, a través de la frontera común de Vietnam, Laos y Camboya.
Una vez llegados y desplegados los norteamericanos en 1964, el general William Westmoreland, volvió a habilitar la citada base ampliando la pista de aterrizaje, instalando dos gran Santa Bárbaras (almacenes de munición), bodegas para abastecimientos generales y hangares para las aeronaves (aviones y helicópteros de diverso tonelaje y características), artillería de 155 mm, morteros de 107 mm, y campos minados -anti blindados y anti personal- para protección perimetral.
Hacia fines de 1967, los servicios de inteligencia de EE.UU. y Vietnam del Sur, consideraban un posible ataque del Ejército de Vietnam de Norte (EVN), en algunas ciudades del Sur, posiblemente en las cercanías de año nuevo; sin embargo, no había claridad respecto de dónde y cuándo ocurriría, sobre todo en virtud de las negociaciones de cese de hostilidades por las festividades del Tet (año nuevo lunar).
La batalla de Khe Sanh, descolocó a los mandos militares y de inteligencia de EE.UU. y Saigón, en el sentido que pensaron que ese era el ataque esperado, según lo comentado en el párrafo precedente, ya que se desarrollo entre 21 de enero y el 8 de abril de 1968 (2 meses y 18 días), constituyéndose en el enfrentamiento más cruento de toda la guerra hasta ese momento. No obstante, Khe Sanh fue tan sólo una maniobra distractiva para desviar la atención del ataque masivo a todo lo largo y ancho de Vietnam del sur que vendría, la Ofensiva del Tet, cuya primera fase duró desde el 30 de enero al 28 de marzo, la segunda desde el 5 de mayo al 15 de junio, y la tercera desde el 17 de agosto al 23 de septiembre.
La suma de ambos enfrentamientos (Khe Sanh y el Tet) prácticamente marcaron el término de la guerra para EE.UU. y quebraron la moral del modesto ejército regular del sur.
Como corolario podemos establecer que:
Sin perjuicio de la superioridad de las capacidades militares y tecnológicas de EE.UU., en términos de equipos, armamentos, aeronaves, sistemas y dispositivos de guerra electrónica, y la voluntad de lucha del personal del pequeño y modesto Ejército Regular del Sur (ERS); las fuerzas aliadas fueron incapaces de detener las constantes violaciones a la soberanía de Vietnam del Sur.
De lo anterior se colige que la cantidad de balas de que dispongas y las minas que puedas sembrar no servirán de nada si no van acompañadas de una política de Estado firme y consecuente con las órdenes de operación que se imparten, y que las autoridades nacionales asuman la responsabilidad política y judicial por lo que disponen.
Ergo, lanzar con tamaña liviandad que la solución a los problemas de control fronterizo es “correr bala o minar”, debe ser analizado con mayor profundidad y detalle.
Atte.
Pablo Thauby
Exlogístico Autoridad Marítima
Magíster en Ciencia Política
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