Hay algunas personas que recitan la mencionada trilogía como una suerte de mantra. Hay otros tantos que agregan un cuarto elemento, la libertad; sin darse cuenta siquiera que se están repitiendo al agregarla.
Analicemos cada elemento de la trilogía, a saber:
1.- Dios: Al hablar de Él, reconocemos la existencia de un ser superior a nosotros, del cual emana todo lo bueno, lo bello, lo virtuoso y lo trascendente, y al cual debemos tratar de acercarnos. Es aquel que nos dio el mayor regalo que se puede dar, la LIBERTAD; y al mismo tiempo nos establece una serie de reglas para ejercer correctamente esa libertad, es decir, nos estableció el “Decálogo” (los 10 Mandamientos), que no son más que normas básicas de buen y sano comportamiento en sociedad.
2.- La Patria: Corresponde al lugar físico en el que nos establecemos como nación libre y soberana, sujeta, a lo menos, al Derecho Natural, en el caso de las sociedades primitivas; y al Derecho Natural, a la Ley positiva, a la institucionalidad y al Estado de Derecho, en el caso de las sociedades avanzadas; y, en ambos casos sujetos, además, al ethos y el mores propios de cada sociedad. En particular, a lo que se refiere a emblemas, ritos, usos y costumbres; y por cierto, a su protección y defensa.
3.- La Familia: En este caso, hablamos del núcleo fundamental de toda sociedad bien constituida. Es el pilar de unión básica de toda sociedad mayor, y como tal, debe ser protegida, mantenida, y resguardada. Ello se debe al simple hecho que es una institución creada y dispuesta por Dios, para nuestro crecimiento, unión, protección mutua y administración de los bienes que nos dejó a cargo (recursos naturales, animales, tierras de cultivo, y un largo etcétera), para nuestro desarrollo como sociedad.
Por lo anteriormente expuesto, antes de repetir la mencionada trilogía, como un simple mantra, tómese un tiempo para meditar sobre su significado.
Atte.
Pablo Thauby
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