En una sociedad esencialmente deconstruida, egocéntrica y hedonista como la nuestra, en que el “yoísmo” y el placer inmediato son lo determinante, es que surgen el pesimismo, la falta de carácter, la falta de compromiso, la falta de voluntad, y la creencia en todo tipo de teorías conspirativas imposibles de resolver. Esas son situaciones que demuelen la moral nacional, y al mismo tiempo, nos mantienen en el círculo vicioso anteriormente expuesto.
Pues bien, la única forma de salir de ese pesimismo, y su expresión característica, dada por la queja permanente y constante por todo y contra todo pero sin asumir ninguna responsabilidad directa sobre la solución de las problemáticas sociales, es dando la verdadera lucha cultural.
La batalla en cuestión parte a nivel individual, eliminando los vicios personales antes mencionados; en definitiva, haciendo un esfuerzo personal consciente por entender que está pasando en el mundo, en el país y en la sociedad, comprender en que estamos fallando cada uno de nosotros, autocorregirnos por medio del aprendizaje cultural a través del arte, las letras, la filosofía, y las ciencias serias, ya que ellas nos conducen a lo bueno, lo bello, lo verdadero, y, finalmente, a la Libertad, a la Trascendencia, a la recuperación de los valores y principios éticos y morales, y a salir de la anomia y del pesimismo imperantes.
Si queremos salir de este desastre, cada uno de nosotros tiene que partir por decidirse a cambiar e iniciar el duro camino de culturizarse; después, en mayo, tenemos que ir a votar por buenos candidatos al Consejo Constitucional; y, finalmente, mantenernos en el camino de la autocorrección permanente por medio del arte, las letras, la filosofía y las ciencias serias, con el fin de mantener cohesionado el frente interno y la moral nacional alta.
Atte.
Magíster en Ciencia Política, Academia de Guerra Naval, Chile.
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