En estos últimos cuatro o cinco años, el sistema político nacional nos ha bombardeado con expresiones como: “nueva ideología, relato y proyectos históricos”; sin embargo, bastará con eso para levantar a un país en crisis, sobre todo considerando el panorama mundial multipolar, con los nuevos balances de poder y con el nacimiento formal de las guerras asimétricas con componentes híbridos producto de la guerra en Ucrania y la expansión “comercial” del crimen organizado, constituyéndose este en todo un entramado internacional con carácter de “empresas multinacionales”.
Todo indica, bajo esa premisa, que el tiempo de las visiones “liberales semiautárticas” de Capitanía General que predominaban en nuestro accionar político interno no están a la altura de los nuevos desafíos que nos impone este nuevo mundo multipolar, mucho menos, considerando que el eje de la política internacional está cambiando del océano Atlántico al Pacífico, foco del principal motor de conflictos internacionales (Rusia, China, India, Australia, EE.UU., Centro y Sudamérica).
En definitiva, una buena forma de asegurar políticas de estado de carácter permanente, es volviendo al sistema que ha presentado beneficios incomparables, permanentes en el tiempo y ha dado continuidad de propósitos a los gobiernos desde el término de la Segunda Guerra Mundial, me refiero a las lógicas estratégicas de “Plan Marshall”.
Dicho esquema estratégico se basa en tres escalones interdependientes entre sí, que exigen seriedad, planificación estratégica y coordinación permanente en cada uno de sus niveles, y participación y controles constantes por parte de la ciudadanía.
Los pasos de este esquema de “Administración Pública” están dados por:
a) Objetivos Estratégicos Nacionales: Es decir, mediante mecanismos de prospectiva y verificando la realidad local, vecinal, regional y mundial, se deben fijar objetivos realistas y logrables en el tiempo, en un horizonte de largo plazo (por ejemplo 20 años), situación que le dará gobernabilidad y estabilidad al país, permitirá la creación de PyMes, atraer inversión extranjera y asegurar la continuidad política, social y de defensa y seguridad.
b) Estrategias por ministerio: A partir de los objetivos estratégicos nacionales de largo plazo mencionados en el punto anterior, por medio de los cuatro instrumentos de poder nacional, es decir, frente interno, frente externo, economía, y defensa y seguridad; se deben fijar planes de mediano y largo plazo por ministerio, tendientes a la consecución de las metas nacionales. Lo comentado se constituye en la bisagra articuladora del accionar de los tres poderes del Estado. Es decir, sin perjuicio que los poderes del Estado son independientes, estos deben alinearse con las disposiciones del “Jefe del Estado”.
c) Planes Logísticos de Alto Nivel: Los cuales tienen 2 pilares. Uno, de orden económico, que tiene que ver con la aprobación de Leyes de presupuesto anual coherentes y conducentes al logro de las estrategias ministeriales; y, el segundo, tendiente a proveer las medidas de seguridad requeridas para el oportuno flujo de los recursos materiales dentro del país para la pronta satisfacción de las necesidades sociales.
Atte.
Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política
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